martes, 27 de enero de 2015

Exploradora de ti.

Perdí el vértigo en el precipicio de tu clavícula 

y así me atreví a asomarme al abismo de tus ojos 

que me mostraron tu alma tan profunda 

 y tan desconocida que llamaba a explorarla .

Y entré en esa cueva sin casco ni linterna 

y choqué con las paredes de tu orgullo 

y me bañé en el agua de tus lágrimas 

 y encontré la flor secreta de tus besos 

más suave que el roce de tus sábanas. 

Y cuando quise salir ya no podía,  

quedé prendida en tu piel de telaraña.

domingo, 11 de enero de 2015

Tormenta, no tormento.

¿Qué es tormenta?
Tormenta eres tú
y soy yo
cuando nos juntamos
y no saltan chispas,
rugen truenos.

¿Qué es tormenta?
Tormenta eléctrica
en mi pecho
cuando tus manos heladas
acarician mi espalda
como el viento.

¿Qué es tormenta?
Tormenta son mis miradas
de relámpago
y mi lluvia de besos
que recibes sin paraguas
ni chubasquero.


Eso es tormenta,
nosotros.

viernes, 2 de enero de 2015

Sin ti, yo sí.

Hoy me acuerdo de los días que vivimos juntos y los echo de menos. A los días, no a ti.

Nada calentaba mejor mis manos que el interior de tu chaqueta. Tu barbilla era la pieza exacta que encajaba en mi hombro. Sabías mejor que nadie como hacerme sonreír. Nunca se nos acababa la conversación, nunca. Me perdonabas mil errores que admito que cometí, ninguno grave. Me encantaron todas las películas que no vimos juntos porque nos perdimos al primer beso. El agua de la ducha estaba más caliente si caía sobre los dos. Me tranquilizaba que tus miedos fueran aún mayores que los míos, y a ti que yo los comprendiera por que eran compartidos.  Echo de menos todo eso que sentíamos juntos, que sentía por ti, pero no te echo de menos a ti.

Me enganchaste como a una drogadicta. Nunca conseguiste calentarme los pies cuando dormíamos juntos y sabías mejor que nadie como hacerme llorar, aunque fuera sin quererlo. Fuiste un virus para mi alma, que no hacía más que encoger mi espíritu. Contaminabas mi ambición e intentaste frustrar algunos de mis sueños, aunque hoy digo orgullosa que no lo permití. Sin embargo, cometí el mayor error  que pude: abandoné mi libro de poemas, casi abandoné también mi pintura (¡quien lo diría!), es decir, casi dejé de soñar. Mi vida eras tú, menuda basura de vida, limitada a una persona. Me embadurnaste de amor de fotocopiadora, lleno de estereotipos, amor tóxico. Ni siquiera me gustaban las canciones que elegías para los dos, porque todo el mundo las conocía, y eso nos las robaba.
Y lo peor de todo, no sabía dejar de quererte.

Hoy no te echo de menos, pero te doy las gracias por dejar de quererme tú a mí (con tercera de por medio y aunque luego te arrepintieras de hacerlo.)

Te doy las gracias porque al dejar de quererte a ti, he comenzado de quererme a mí.

Hoy soy la persona más importante de mi vida y, aunque a veces me sienta sola...

soy
más
feliz
que
nunca


jueves, 1 de enero de 2015

1 de enero de mi año.

Primer día del año.

Aún nos estamos despegando poco a poco de los restos de la resaca que nos dejó el pasado. No nos ha dado tiempo a asimilar que de verdad ha pasado un año y, sin embargo, ya estamos llenos de nuevos propósitos.

Estoy sentada en el sofá, mirando hacia los 364 días que quedan después de uno aburrido de descanso. No puedo quitarme la sensación de que lo he desperdiciado. Un día entero. 24 horas. He perdido el tiempo, lo único valioso que nos queda.

Pero no me importa, no. No me importa porque sé que no voy a desperdiciar ninguno más. Cada día voy a saltar de la cama y me daré una ducha fría  contra los pensamientos pesimistas. Esos que dejo por escrito para que abandonen mi cabeza. Me lanzaré al cuello de la vida, para que me dé lo que me pertenece. Porque si se quiere se puede.

No pienso quedarme sentada esperando que las experiencias llamen a la puerta, porque no lo van a hacer. Voy a ir a buscarlas.

El 2015 va a ser mi año, como todos.


Feliz año nuevo.