domingo, 24 de enero de 2016

Eclipse



Nos dedicamos a movernos, dando vueltas, por el espacio.
 Cada uno a nuestras cosa, sin apenas mirarnos, en nuestra trayectoria.
 Nos dedicamos a movernos hasta que  nuestras órbitas coinciden,
 y se acercan tanto que conseguimos besarnos.
 Y en ese beso te robo todo tu brillo, me quedo todo tu fuego.
 Sólo para mi.
 He esperado demasiado tiempo
 como par dejarle ni un resquicio de tu calor al barato mundo al que eclipsamos

sábado, 2 de enero de 2016

Estrellas fugaces

No sé muy bien cómo definir el año que se ha acabado. Ha sido un año largo, el 1 de enero de 2015 se me figura tan lejos... Ha sido un año dinámico, de grandes cambios, grandes viajes y grandes personas. Ha sido un año en que he crecido muchísimo.

Pero, sobre todo, ha sido un año de estrellas fugaces.

De esas personas que aparecen en tu firmamento de repente, y consiguen que tu mirada solo las abarque a ellas. Durante un segundo, te parecen lo más maravilloso que hayas visto nunca, te empapas de ellas. Por un segundo parecen eternas...pero no lo son. De repente desaparecen, igual que aparecieron, sin explicaciones, sin despedidas, y la única huella que dejan es un recuerdo grabado en tu retina, que se va apagando inexorablemente. 

Y te quedas vacío. Una vez se van, parece que ya no queda nada en el cielo, que esta oscuro. El alma se te cae a los pies. Pero también dura un segundo. Poco a poco te vas fijando que aún te quedan estrellas, muchas, muchísimas. Y luceros. Las mismas que estaban antes de cada estrella fugaz, y las mismas que estarán siempre después. Incluso puede que veas alguna nueva que va creciendo. Esas son las personas que se quedan. Las que sujetan tu cielo pase lo que pase para que no se te caiga encima, las que tienes que cuidar de verdad.

Porque las personas que son como estrellas fugaces son, pues eso, efímeras. 

Creo que esa es la mayor lección que he aprendido este año. A apreciar las estrellas fugaces tal y como son, disfrutándolas por lo especiales que son mientras están en el cielo, y dejándolas marchar después. Pero, sobre todo, a apreciar el seguro brillo de las estrellas que hay debajo, las que se quedan conmigo.


Que el 2016 sea igual de bueno o mejor que el 2015, para todos.